El amor de la familia perdura a pesar de la
distancia
Las personas felices tienen su propias fuentes de energía
para conseguir que las cosas les vayan bien. Estos son algunos trucos sencillos
para que la vida con niños sea más fácil y para que todos, padres e hijos aprendamos
a ser más felices.
Debes evitar que el estrés te impida estar al lado de los tuyos. Para que la familia esté unida es muy importante pasar tiempo juntos. Disfrutar del ocio te ayudará a unirte a ellos, pero también lo hará compartir tareas y obligaciones.
Puede resultar difícil en ocasiones el estar lejos de la familia o seres
queridos, cuando por razones mayores hay que partir. Tener que irte de tu
lugar para formarte académicamente, por trabajo, por razones de salud y
tantas otras situaciones que pueden pasar en la vida.
Es en verdad un gran cambio en la vida de una
persona. Es una nueva etapa, nuevos desafíos, nuevas oportunidades, nuevas
relaciones, nuevas amistades, nuevos vecinos, etc. Todo es nuevo
y queremos experimentar y descubrir lo que hay en el entorno.
Para una persona acostumbrada a las
comodidades de una familia o que no se preocupaba por los quehaceres, solo
de sus cosas personales, estar lejos de la familia puede parecer
un sacrificio. Más allá de las cosas cotidianas que hay que hacer en
una casa, acostumbrarnos a estar solos y lidiar con no tener la presencia
de las personas que amamos, puede
ser difícil para algunos. Como seres humanos
muchas veces necesitamos la contención de semejantes y
sentirnos acompañados.
En ocasiones, cuando las cosas van bien,
podemos pasar por alto a quienes están lejos. Podemos no llamarlos, o
nos colgamos en mandar mensajes de texto. Pero cuando la realidad es cruda,
cuando no nos va como esperábamos, si las cosas no resultan bien, nos damos
cuenta de lo mucho que extrañamos a nuestros seres queridos.
A veces podemos sentir ganas de dejarlo
todo y correr a buscar lo que dejamos. Es tan grande el deseo de querer
estar con los nuestros que en ocasiones nuestra vista se nubla y quedamos como
ciegos con nuestros objetivos iniciales. Queremos darnos por vencidos.
Pero existen opciones para seguir en curso y
lidiar con las dificultades que podemos llegar a encontrar. Principalmente, hay
que enfocarse en no ser tan negativo viendo lo que nos falta, sino
poner nuestro foco en todo lo bueno que esta a nuestra disposición. Hay tantas
posibilidades interesantes que quizás aún no conocemos y que podemos
descubrir en un nuevo lugar, cosas que quizás no existen en
casa. Esto incluye el conocer nuevas personas.
Por supuesto se debe ser siempre extra
precavido con aquellas personas que no conocemos. No es prudente confiar
ciegamente en cualquier extraño, y se debe siempre caminar con cuidado en toda
nueva relación. Pero mediante las vías adecuadas podemos llegar a conocer
gente confiable con aficiones similares a las nuestras, y descubrir
amistades que brinden riqueza a nuestra vida.
Por otro lado, todo el esfuerzo que
hacemos, de privarnos de estar con los nuestros, hay que verlo como una
inversión, un trampolín para alcanzar nuestros
sueños y nuestros anhelos.
Una amiga me dijo una vez; “Somos
como una planta. Crece y necesita que la
cambien de maceta para su óptimo crecimiento. Este cambio a veces es brusco y necesita
dedicación y mucho cuidado para que se adapte a su nuevo ambiente. En especial
los primeros días, hasta que las raíces tomen las fuerzas necesarias para
que se mantenga firme. Con el correr del tiempo sus frutos hablaran por
sí mismos.” Así pasa con aquellos que deben irse de
su lugar, alejarse de sus familias. Es un proceso necesario para nuestro
crecimiento.
Cosas ( sentimientos, emociones ) que solo
entenderás si vives lejos de tu familia
Nadie niega que la idea de
independizarse y abandonar la protección del hogar de nuestros padres es una
idea muy atractiva. Es muy emocionante sentir que el rumbo de tu vida depende
únicamente de ti y que ya se acabó la época en la que tu familia dirigía tus
pasos.
Sin embargo, en demasiadas
ocasiones, esa misma atención casi sofocante que recibíamos en nuestra
casa y de la que intentábamos huir con el tiempo nos crea un vacío irreemplazable, porque, ¿qué puede haber en esta vida capaz de sustituir el
calor y el cariño de una familia?
Estas son algunas de las emociones que
experimentamos aquellas personas que vivimos lejos de nuestras familias:
Sientes que no
formas parte de las fiestas familiares
Oh mira, otra fiesta en Facebook o Instagram con el hashtag #family a la
que no pudiste asistir. ¿Por qué estas cosas te parecen ser mucho más
divertidas ahora de lo que recuerdas? Incluso la presencia de tu odiada cuñada
no parece ser tan insoportable.
Llamas por teléfono
sin tener ninguna razón aparente
Necesitas escuchar una voz conocida pero no tienes ninguna noticia
importante que compartir. No importa, llamas a algún conocido y te quedas
al teléfono durante el mayor tiempo posible, incluso les pides que te cuenten
las historias infantiles que ya has escuchado un millón de veces antes.
Olvidas cómo suena la voz de tus familiares
Solías
escuchar los dulces mensajes de voz que te dejaban al principio. Con el tiempo
y la distancia, estos mensajes disminuyen y hace que se te olvide cómo era
hablar cara a cara con tus seres queridos.
Descubres cambios
extraordinarios en tu familia
¿Desde cuándo
tu hermano tenía barba? Perderse tantos cambios en la forma de ser y el físico
de tu familia hace que te sientas fuera de ella.
Te enfadas cuando
oyes a un amigo quejándose de su familia
«Vaya pereza… Mañana tengo que ir a almorzar con mis padres», te
dice tu colega buscando en ti un poco de comprensión.
Sin embargo,
te enfadas porque no habría nada que te apeteciese más que oír a tus abuelos
bromeando, a tus primos insistiendo para que juegues con ellos al Monopoly y
disfrutar de tu plato preferido de tu madre durante el fin de semana.
Te resulta
extremadamente doloroso dejar a la familia después de una visita
La visita pasa demasiado rápido, hace nada llegaste a la casa de tus
padres y ya te tienes que ir. Lo mejor es despedirse rápido para evitar alargar
el mal trago y que se derrame alguna que otra lagrimilla.
Tienes dificultades para mantener a tu
familia al día de tu situación
Antes podía
hablar con tus padres cualquier cosa que quisiera mientras disfrutabais de la
cena, por desgracia, ahora tienes que escoger las noticias importantes que
puedes hablar por teléfono o por Skype.
Tus vacaciones
siempre están relacionadas con visitar a la familia
Comprendes que ninguna de las vacaciones que puedas conseguir en el
trabajo será solo para relajarte en algún paraíso tropical. Tienes que
aprovechar las vacaciones para ver a la familia. ¿Quién sabe cuándo
tendrás la próxima oportunidad para hacerlo?
Cambias tu propio
acento
-Jeje, ¿desde cuándo
tienes acento Galego?-¿Quién? ¿Eu?
El sentimiento
de nostalgia es algo recurrente en tu vida
Te embarga la nostalgia cuando necesitas un
abrazo de algún familiar y no tienes a nadie cerca. Puedes hacerte fuerte y
seguir adelante con él, o acurrucarte en el sofá mientras comes helado y te
sientes miserable. Extrañamente esta última opción suele predominar…
Cuando tus amigos
son amables contigo hacen que te sientas como en casa
Recibir
atenciones por parte de tus amigos es lo más parecido a estar en casa rodeado
de familiares que cuidan de ti y se preocupan por tu bienestar.
Tus amigos se
convierten en tu familia
Cuando te
encuentras arropado por tus amigos es cuando realmente te sientes bien. Llega
un momento en el que se convierten en tus seres más queridos y no tienen otra
opción que adoptarte, metafóricamente hablando.
Aprendes a
apreciar tu propia compañía
Sabes que no podrás disfrutar de una charla con
tu madre o de una película acompañado de tus hermanos así que no te queda otra
que aprender a disfrutar de tu propia compañía. Nunca será lo mismo que estar
acompañado, pero es una habilidad de supervivencia muy importante que
desarrollan aquellos que no tienen a su familia cerca.
Olvidas los
aspectos negativos de vivir con la familia
Antes te
aburría tener que respetar las leyes que imponían tus padres, odiabas que todo
el mundo supiese lo que hacías o dejabas de hacer en la casa y te frustraba lo
sofocante que podía llegar a ser la familia. Sin embargo, ahora la idea de
volver a vivir con tu familia no te parece tan mala.
Cuestionas las
decisiones que tomaste
Aunque
a menudo te preguntas hiciste lo correcto al salir de casa para
perseguir tu sueño, piensa que todos los días malos pasan y que tuviste una
razón importante que te movió a hacerlo.
Nunca olvides
que pase lo que pase, siempre tendrás un hogar al que volver cuando tengas
dificultades. La familia siempre estará ahí para apoyarte.
“Los
que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir
sembrando sus semillas, pero regresan cantando cuando traen la cosecha.”