La importancia del equilibrio anatómico
corporal y mental
Uno de los daños colaterales de nuestra cómoda vida sedentaria
es la progresiva pérdida de capacidades
motrices, entre las que se encuentra el equilibrio.
No podemos negar que uno de
los factores que afectan a la perdida de equilibrio es la edad, pero no es el
principal culpable.
La falta de estímulos que
desafían nuestro sentido del equilibrio acaban por deteriorar e inhibir esa
capacidad natural del ser humano, en el mundo natural, lo que no se usa, se pierde.
Las consecuencias pueden parecer livianas si no pensamos detenidamente
en ello, pero las estadísticas son para tomarse muy en serio este asunto,
quizás ahora no lo identifiques como una amenaza, pero a largo plazo el impacto
que puede tener en tu vida, aumenta muy significativamente.
En personas mayores, una
caída puede significar el final
de su autonomía. Más del 20% de mayores de 60 años que se
rompen la cadera no superan el año de vida tras la caída, y aunque no toda
caída se puede atribuir a la falta de equilibrio, este factor juega normalmente
un papel determinante.
El papel
del equilibro en nuestra vida
Cualquier movimiento lleva asociado un componente de equilibrio,
caminar, correr, saltar, o simplemente mantenerte en pie, así que, partiendo ya
simplemente de esta premisa, es algo que nadie debería descuidar.
Cuidar
y mejorar nuestro equilibrio nos aporta grandes beneficios,
empezando porque reduce las posibilidades de caída en más de un 30% o si esta
se produce, puede reducir considerablemente su impacto y por tanto su daño.
El equilibrio también juega un papel
importante si practicas cualquier deporte, en primer lugar, por su impacto en
la prevención de lesiones (numerosos
estudios muestran correlación entre equilibrio y lesiones de rodilla y tobillos)
y por otro lado los beneficios que aporta al rendimiento deportivo. Mayor estabilidad implican una mejora en la
coordinación y precisión, una mejor transferencia de fuerzas y un menor gasto
de energía, lo que supone una mejora general de tu resistencia.
Pilates puede ser tu mejor aliado
La práctica regular de Pilates puede ser tu gran aliado para recuperar y potenciar tu equilibrio. Para empezar nuestra actividad se
realiza sin calzado, un asunto nada trivial ya que el pie es la base de nuestro
movimiento y juega un papel determinante en cuanto a receptores propioceptivos, devolver estímulos a nuestros pies
fortalece nuestra base de apoyo.
Muchos de los ejercicios que realizamos
durante las clases ponen en funcionamiento un sinfín de receptores de tensión y
estiramiento en todo nuestro cuerpo, forzamos a nuestro cerebro a trabajar para realizar
movimientos que hemos olvidado y que retan a nuestro sistema de equilibrio.
Estos procesos son muy complejos cognitivamente hablando, es necesario mantener
una mente despierta y activa frente al
movimiento para no perder nuestra capacidad de equilibrio.
Si ya practicas pilates piensa la
cantidad de ejercicios que realizamos sobre una sola pierna, o el papel que
juega nuestro abdomen y la importancia
que damos a este elemento como estabilizador de
movimiento, por no hablar de todas esas posiciones que retan considerablemente
nuestra capacidad de mantener el equilibrio.
10 hábitos diarios que mejoran tu
equilibrio emocional
Tu
bienestar psicológico puede mejorar notablemente con estos sencillos consejos.
Durante muchos años, se había considerado el concepto de salud como
la ausencia de enfermedad. Pero la Organización
Mundial de la Salud (OMS), a mitad del siglo XX, la definió no
solamente como la no presencia de enfermedades, sino como un estado holístico
de bienestar en el que se incluyen: bienestar físico, social y mental.
El benestar mental incluye el bienestar
emocional, que consiste en la capacidad de manejar las emociones. Esto no
quiere decir que se deban reprimir éstas, sino todo lo contrario. Reconocerlas
y aceptarlas, y sentirse cómodo cuando se manifiestan las emociones
desagradables, es sinónimo de equilibrio emocional.
Quererse a uno mismo, mostrarse flexibles
ante el cambio, y resolver los conflictos y las tensiones con los demás, nos
ayudan a mantener el equilibrio emocional y a disfrutar de la vida
Cuando el cuerpo y la mente trabajan juntos para crear un
entorno sano, se construye un ambiente propicio para mantener el equilibrio
emocional, es decir, que se produce un balance emocional y mental, lo
cual te hace más fuerte. Cuando cambias tu mente y tu manera de hacer las
cosas, cambias tu mundo. Para mantener el equilibrio emocional, puedes adoptar
estos hábitos.
1. Cuerpo sano para tener una mente sana
Es necesario que cuides tu
cuerpo para que tu mente también esté sana. El ejercicio regular y la dieta
equilibrada van a influir positivamente a tu estado anímico y a tu
nivel de energía. Deberías consumir poco alcohol y no fumar. La vida sana
siempre tiene premio.
2. Tómate un tiempo para reflexionar
Tomarte unos minutos al día
para reflexionar puede ser bueno para ayudarte a minimizar los
problemas que pueden surgir en tu vida. Para ello, puedes realizar ejercicios de meditación o
simplemente tomarte unos minutos antes de acostarte para repasar cómo te ha ido
la jornada.
3. Conecta con la naturaleza
Vivir en una gran ciudad
puede causar estrés y puede provocar fatiga emocional. Si es posible, entra
en contacto con la naturaleza siempre que puedas. Pasear por la playa o por
un parque grande pueden ayudarte a sintonizar tu propio mundo interior con el
mundo exterior.
4. Respira
Realizar ejercicios que trabajan la respiración, como los de Pilates o Mindfulness pueden guiarte hacia la
sabiduría interna, oxigenarte, y proporcionarte un mayor bienestar. Intenta
trabajar esta faceta regularmente y serás recompensado con una gran
calma y un mayor insight.
5. Exprésate
Encuentra una vía de escape
creativa y practícala. Algunas personas pueden encontrar que pintar es lo que
les mantiene emocionalmente equilibrados. No es necesario que tengas talento,
el proceso de catarsis emocional es la auténtica
obra de arte .
6. Identifica y conserva las relaciones sanas
Para mantener un entorno
sano, lejos de malas vibraciones, es necesario que identifiques y
reconozcas a las personas que te ayudan a crecer, y aquellas que no. Aparta
de tu vida a las relaciones tóxicas.
7. Observa tus palabras
Esto puede ser complicado.
Es habitual que discutamos con gente, es parte de la vida. Pero sé consciente
de cómo haces esto. En las situaciones complicadas, mejor que te des un
tiempo para respirar y volver al presente. Si has de decir algo, que no sea
en caliente. Siempre piensa en la regla de oro: no le hagas a los demás lo que
no quieres que te hagan a ti.
8. Márcate intenciones
Cada día es un día más en
nuestra evolución. Para que la evolución sea positiva, identifica de
manera consciente el camino que quieres seguir. Busca un propósito en la
vida y observa si tus acciones van en esa dirección. Identifica las intenciones
de manera diaria para dirigir el poder de la mente.
9. Aprende a focalizar tu atención
Relájate. Estabiliza tu
conciencia en el momento presente. Reconoce la claridad del momento
consciente. Repite una y otra vez. El Mindfulness es una buena manera de
hacerlo.
10. Practica la gratitud y la compasión
Esto parece fácil pero no
lo es. No importan los problemas porque siempre hay algo por lo que
puedes estar agradecido, aunque simplemente sea: poder caminar, comer o
vivir. Esto no quiere decir que no haya que luchar por vivir mejor, pero hemos
de ser conscientes que el solo hecho de estar vivos ya es un motivo de alegría.
Encuentra algo gratificante
y siéntelo con el corazón.
Además, la actitud
con la que afrontas la vida va a determinar tu equilibrio emocional. Por
complicado que parezca a veces, debes practicar la compasión hacia ti mismo en
vez de ser tan exigente.
Céntrate en el presente y deja el pasado en PASADO
Centro de Pilates Juan Barberá
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